Cuando a las cinco de la tarde del viernes quede inaugurado el Recreo «Alberto Morlachetti», habrá otro capítulo en pie de su enorme.
Esta semana también se cumple un año de su ausencia. Que se vuelve una presencia aluvional en cada pibe que transita la Casa de los Niños cada día, en cada uno de los que crecen con aroma a tierra mojada, comida calentita y naranjas dulces en el hogar Pelota de Trapo. En cada uno de los que se embarrarán peleando una pelota en la canchita, de los que disfrutarán un espacio de juegos y de vida buena y de pan crujiente, tan bello como pensaba Alberto cada rinconcito que pisan los chicos.
El viernes 22 a las 17 se pondrá en marcha el recreo con el nombre del «Poeta de los niños que soñó y dio vida a Pelota de Trapo». Que enarbolará como siempre la consigna «El hambre es un crimen» porque el mundo es cada vez más agreste para los niños.
Dijo Alberto Morlachetti: «La infancia no espera. Las oportunidades vitales que no se tienen durante las primeras edades son oportunidades perdidas para siempre. Y la infancia perdida es una de las pocas cosas que una sociedad no puede reponer ni material, ni psicológica, ni culturalmente
«El crecimiento sano y feliz de la infancia tiene que ser tan importante para Argentina, como es el crecimiento económico porque este último depende y dependerá en los años por venir de la calidad de vida que nuestra sociedad sea capaz de darles en este preciso momento. Cuando él está haciendo ahora mismo sus huesos, criando su sangre y ensayando sus sentidos, diría con literatura mayor Gabriela Mistral.
«Sin una infancia sana, amasada y entera es impensable una Argentina mejor. Porque un país que condena a sus niños a las mínimas posibilidades de desarrollo es un país que se condena a sí mismo. Un país sin un proyecto específico para la infancia es en sentido estricto un país sin proyecto».
Desde la celebración de la vida, desde los juegos compartidos, desde un día a día que nos hace ladrillos de un nuevo mundo, seguiremos yendo hacia adelante, como Alberto, con Alberto. Para despertar a todas las niñas morenas y cantarles, como Serrat, «si le falta usted a un mundo enfermo y con canas, quién va a hacerle la cama y quién le peinará la frente y quién le lavará la cara».
Entonces, después, cuando las niñas y los niños hayan desayunado, habrá que tomar al mundo por los codos y las rodillas y ponerlo patas arriba. Con los niños, con Alberto.
Para que la felicidad sea un insumo básico para el crecimiento de los pibes. Como la belleza. como la ternura.
Fuente: www.pelotadetrapo.org.ar