La delegación japonesa integrada por Itsuko Nagasaka y keisukg Fuse fue recibida por Adolfo “Fito” Aguirre, Secretario de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma y parte de la Mesa Nacional de la Central. Entre otros, Daniel Jorajuría, Cynthia Pok, Horacio Meguira y Luis Campos.
Zenroren es una confederación Nacional de sindicatos de Japón que representa a 1.200.000 trabajadores en 21 federaciones de sindicatos industriales y las 47 centrales de prefecturas. Más de la mitad de sus afiliados son estatales y PYMES; Zenroren se conformo en noviembre de 1989, manteniendo como principios la independencia del movimiento sindical del capital y de los partidos políticos. La central japonesa nació como necesidad de dar respuesta a las políticas neoliberales y de privatización.
Los datos oficiales del gobierno de Japón alegan que en el país existe una tasa de desocupación del 4.7 %. Keisukg asegura que dicha tasa se mide solo con los desocupados que asisten a las entidades estatales para el cobro del seguro de desempleo, pero que no representan el total de desocupados y que sin tener datos oficiales el numero asciende al doble. Se calcula que el promedio salarial anual de un trabajador en Japón asciende a 40 mil USD; pero más de un cuarto no llegan ni a la mitad de ese monto pero esta tendencia va en aumento afectando principalmente a las mujeres y jóvenes. El calculo de trabajadores precarizados asciende al 40%.
La delegación expresó su interés de mantener relaciones bilaterales con distintas centrales progresistas de América Latina, con la necesidad de poder intercambiar experiencias y sobre todo con la CTA-A debido a su conformación y articulación con distintas organizaciones sociales del campo popular por fuera de sindicalismo más tradicional.
También expreso «que en el marco del 70 aniversario del fin de la segunda guerra mundial el gobierno tiene la intención de modificar la constitución; una constitución ’de paz’ que hasta la fecha no permite a las fuerzas de seguridad intervenir en conflictos ajenos a la autodefensa. Dicho intento de modificación supervisada por EEUU permitiría la intervención de Japón en conflictos externos. Además hay que tener en cuenta que en nuestro país hay bases militares de EEUU que tienen como objetivo el control de China y Corea en la región. Por otro lado también la modificación de la constitución trae aparejado profundas modificaciones en la legislación laboral como la extensión de jornadas laboral sin beneficio alguno para los trabajadores. Actualmente el derecho a huelga solo esta permitido en el sector privado y no en el sector publico; donde son sancionados con multas económicas; por lo que los trabajadores llegan a realizar paro de actividades por 29 minutos para evitar dichas sanciones” .
Por su parte Adolfo Aguirre agradeció la visita de la delegación y dando inicio a un proceso de intercambio de solidaridad internacional ofreció poner a la central a su disposición y agregó que a partir de la visita tenemos una lectura más acabada de cual es la situación de los trabajadores en Japón y en Argentina y que el capitalismo en este periodo de metamorfosis se nos presenta con transformaciones globales muy adversas. Ademas manifestó que si bien la CTA-A forma parte de de CSI y de la CSA en forma orgánica, esto no impide tener relaciones bilaterales con otras centrales progresistas del mundo para tener mayor efectividad y resolución en los desafíos y conflictos que se nos presentan.
El toyotismo como modelo de producción global y la clase trabajadora
El Toyotismo, supuesto método progresista de producción, es en realidad un desarrollo empresario que comienza en Japón con despidos masivos, represión y destrucción de sindicatos. El surgimiento de esta forma de producción no sólo responde a una búsqueda empresaria de mayores ganancias y productividad, sino también al intento de debilitar y someter a los trabajadores. Se buscó, y logró, destruir un sindicalismo organizado y combativo. La derrota del sindicato en la Toyota, en 1950, con miles de despidos fue la primer derrota del sindicalismo combativo en Japón.
En 1952 y 1953 se producen nuevas derrotas, que incluyen lock-out empresario (Nissan), y represión. Luego de la desestructuración del sindicalismo, las empresas crearon lo que hoy constituye uno de los rasgos principales del movimiento obrero japonés: los sindicatos por empresa (tal vez sería más correcto decir sindicato de la empresa). Incluso la Toyota disuelve el sindicato que la misma empresa había creado y lo sustituye por uno nuevo por la «la falta de colaboración del anterior». La campaña del nuevo sindicato se hizo a través del lema «proteger nuestra empresa para defender la vida.» Es así que a través de la represión y mediante diversas vías de cooptación (como mecanismos formales de participación, una aparente estabilidad laboral, prestamos para la vivienda, etc. ) que utilizan las empresa, se constituye un sindicalismo totalmente subordinado a la empresa, que se limita a discutir pequeños ajustes en los marcos de las condiciones y objetivos impuestos por la empresa.
Incluso este tipo de sindicato existe prácticamente sólo en el caso de las grandes empresas, ya que a medida que desciende el tamaño de la planta es menor el grado de sindicalización. Es a partir de esas derrotas, y la consiguiente imposición del modelo de producción toyotista que la industria japonesa logra una alta producción por obrero en relación a los promedios internacionales. A esta mayor producción por obrero, se le une un fuerte superávit de la balanza comercial de productos manufacturados. Esta situación explica en parte los altos salarios de un segmento de los trabajadores japoneses. Pero esa situación es impensable para todos los países al mismo tiempo (ni siquiera es posible para todos los países industrializados a la vez), ya que no existiría demanda que lo posibilite. El predominio japonés en algunos segmentos del mercado mundial es un nuevo capítulo de la lucha entre capitales, donde los más poderosos subordinan o directamente destruyen a los demás con la consiguiente secuela de desocupación, cierre de empresas y empobrecimiento de ciudades enteras. Los altos niveles salariales en Japón se explican además por las ganancias provenientes de las plantas de empresas locales ubicadas en otros países, es decir es un bienestar basado en la explotación de otros trabajadores. Ahora bien, a partir de la creciente competencia de empresas de otras nacionalidades, y frente al alto costo relativo de la mano de obra, y a la falta de trabajadores debido al trabajo alienante en las plantas, las empresas han tomado dos caminos: automatizar aún más sus plantas (como la planta Nissan de Kiushu, o la Mazda en Hofu), o transferir sus plantas al exterior (como Sony o Toyota).
En la actualidad se puede ver que las empresas están trasladando sus plantas a Malasia, Singapur, etc. y en este momento Japón esta adquiriendo electrodomésticos producidos por empresas japonesas radicadas en el exterior. Las empresas utilizan el mismo argumento que aquí: los menores costos salariales y la flexibilidad para el uso de la mano de obra que hay en esos países. Buscan la competencia entre trabajadores, a través del chantaje y la amenaza de cerrar la planta y transferirla a otra región, donde los costos serían más bajos y los trabajadores más «colaboradores».