En el marco del especial que realizamos por el Día Internacional de los Trabajadores, hablamos con distintos referentes sobre la situación actual de los trabajadores: Luis Campos, del Observatorio Jurídico de la CTA, nos da una visión general de la temática. Jorge Castro de UETTel nos cuenta la situación de los trabajadores tercerizados de las telefónicas. Sebastián Scarano de la Junta Interna de ATE Ministerio de Trabajo devela que ese organismo estatal es un “negrero”. Y por último, Fernando Almejun, trabajador de call centers, nos cuenta el infierno de la precarización enchufado a una línea telefónica.
Luis Campos, del Observatorio Jurídico de la CTA*, además de hacer un contexto estableció un mapa de la precarización laboral y describió los modos en que hoy se desarrolla.
“La precarización laboral es un concepto bastante amplio”, dice Luis Campos: “el trabajo asalariado en el sistema capitalista se basa en la explotación de ese trabajo asalariado por parte de quien tenga los medios de producción. Ahora bien, en los últimos años cuando se discute sobre al precarización laboral, se está haciendo referencia a un conjunto de fenómenos que incluyen desde mecanismos de informalización de las relaciones laborales -como el trabajo no registrado- pero también engloba un montón de privaciones de derechos que no necesariamente tienen que ver con violaciones legales, y que muchas veces no se visualizan como de precariedad, como es el caso de la tercerización, los contratos a plazo fijo, la extensión del trabajo por agencia”, detalla.
Asimismo, recuerda que muchas veces se hace hincapié en la precarización o la informalidad de los pequeños establecimientos y no se habla de la precariedad laboral de los grandes. “Los dueños de proceso productivo en general cuentan con mecanismos “legales” para generar situaciones de precarizad laboral que en muchos casos les permiten ante un impacto en la demanda, por ejemplo, desprenderse sin mayores consecuencias de gran parte de la fuerza de trabajo”. A diferencia, explica, “las empresas chicas, por su propia conformación, o sostienen los puestos de trabajo, porque despedir les resulta muy caro, o se mueven hacia situaciones de precariedad ilegales, como el trabajo no registrado o mecanismos de subcontratación”, señaló hablando de algunas características que se da en el mapa de la precarización laboral.
Por otro lado, Campos se refirió al desarrollo de los mecanismos de precarización laboral a lo largo de la historia. En este sentido, recordó que esta ofensiva del capital sobre el trabajo -en nuestro país pero también en la región y en el mundo- se los puede situar desde mediados de los 70 a principios de los 80, cuando hay un avance del capital sobre el trabajo: “en Argentina es muy claramente a partir del golpe del 76, donde se intentan revertir muchas de las conquistas que el movimiento obrero había plasmado en derechos durante el periodo anterior. Se plasmó por un lado en un intento de desestructurar el mercado formal de trabajo, lo que implicó el crecimiento del desempleo -como una herramienta de disciplinamiento del conjunto de los trabajadores y las organizaciones sindicales- también con la explosión del trabajo no registrado y en los 90 esto se tradujo en políticas laborales concretas que tuvieron que ver toda una serie de herramientas normativas que se consagraron tanto a nivel de legislación laboral y convenios de trabajo, donde se implementaron las modalidades flexibles de contratación de trabajadores, pero también de consumo de la fuerza productiva de trabajo. Es decir, la flexibilización laboral durante la vigencia de la relación laboral. Los mecanismos de flexibilización tienen como objetivo inmediato reducir costos, pero, fundamentalmente, el objetivo final es debilitar la capacidad de respuesta colectiva de los trabajadores”.
A la hora de hacer un mapa de la precarización, Campos describió que hay vasos comunicantes entre la informalidad y la formalidad y para poner un ejemplo, señaló que “en la industria textil los productos que se venden a precios exorbitantes en los negocios de moda de los barrios de mayor poder adquisitivo y destinados a un pequeño segmento de la población -donde uno puede pensar a ese sector como de alta formalidad- son sin embargo producidos por pequeños o grandes talleres que tienen a sus trabajadores en total informalidad y a veces hasta en situación de semi esclavitud. La informalidad y la formalidad son así partes de un mismo proceso”. Asimismo, indicó que justamente “la mayor cantidad de trabajadores no registrados se encuentran en el Estado en sus distintos niveles”.
Finalmente hizo referencia a los distintos segmentos en este mapa y señaló que en materia de trabajo no registrado los sectores más afectados son los jóvenes y las mujeres. “Y aquí si hay una marcada distinción en términos de edad donde a los trabajadores que recién se incorporan suelen ser relegados a los puestos de mayor flexibilización y también a las mujeres. En el caso este, esto está también segado por la distribución sexual del trabajo, donde no sólo tiene que ver con una mayor precariedad, sino con el tipo de trabajo que la sociedad le asigna a las mujeres, en los espacios de mayor informalidad”.
*El Observatorio Jurídico de la CTA es un espacio de investigación y reflexión sobre cuestiones vinculadas al mundo del trabajo y las relaciones laborales. Desde hace ya varios años y en el ámbito de la Central vienen desarrollando investigaciones vinculadas fundamentalmente a la negociación colecta, el conflicto laboral y el mercado de trabajo y muy de la mano con el trabajo de la Asesoría Jurídica Nacional de la CTA donde en conjunto hemos llevado adelante algunas actividades en formación en derechos, fundamentalmente dos trabajos: el Manual del delegado y el Manual la negociación colectiva, donde hemos compilado una serie de herramientas jurídicas.
“En las telecomunicaciones, uno de los fraudes laborales más grandes los hacen Telefónica y Telecom. Contratan a través de subcontratistas, la mayoría de las empresas son empresas fantasmas que son tercerizadas y no pueden solventar nada, ante cualquier inconveniente que tengan los compañeros telefónicos, se abren. No son solventes. Nosotros no tenemos derechos, hemos perdido muchos compañeros a raíz de la precarización a la que estamos sometidos a través de esta contratación, los compañeros no tienen cuerdas de seguridad, no hay borceguíes. Justo hace un rato acabo de recibir un correo electrónico de un compañero de Río Gallegos que me comentaba la problemática que están sufriendo allá en el sur por el tema del frío, que no le dan los elementos necesarios, camperas, zapatos, a todo esto lo provoca la tercerización y todos los años Telefónica y Telecom se llenan la boca hablando de los millones de pesos anuales que ganan en Argentina. Los mismos gerentes son los que son responsables y dueños de las empresas contratistas. La tercerización mata, porque mata a los compañeros, entonces nosotros lo que queremos como telefónicos, lo que siempre pedimos es el convenio telefónico, que es el convenio de la actividad para poder defendernos en nuestras condiciones de trabajo”.
“Yo creo que las tercerizadas violan todos los derechos de los trabajadores, porque atrás de todas las empresas tercerizadas hay un monstruo muy grande, acá a la mayoría de los compañeros les pagan media jornada, tenemos carretillas de denuncias hechas, es el clientelismo que existe porque también los ministerios están arreglados con estas multinacionales. Hay leyes, hay cosas que tienen que cumplir y no las cumplen, en una actividad que hay tanto riesgo, no hay obra social, no hay posibilidad de cubrir una cobertura mínima para sus hijos, y si la pregunta es porqué pasa esto en las empresas tercerizadas es porque obviamente hay un estado cómplice en estafar a los trabajadores”.
“Yo quiero poner un caso ejemplar, Telefónica y Telecom por un compañero tercerizado le está pagando 22 mil, 24 mil pesos mensuales, y un compañero percibe en su bolsillo un promedio de 5 mil, 6 mil pesos mensuales, ahí está faltando una porción muy importante que se están quedando los gerentes, ahí es donde viene la gran estafa y es donde esa diferencia que queda es la estafa y el fraude laboral que las empresas le hacen a los trabajadores”.
“En el Ministerio de Trabajo hay más de 4 mil trabajadores, y de ese total, hay más de un 70 por ciento que están en condiciones precarias. La Constitución Nacional dice que el empleado público tiene que gozar de la estabilidad del empleo público para que cada gestión no venga y cambie todo, para que haya verdaderas condiciones de carrera. Esto quiere decir que cada año se renueva ese contrato y también que ese contrato puede anularse de repente. No se está cumpliendo con la Constitución Nacional ni tampoco con el convenio colectivo de trabajo que dice que no puede haber más de un 15 por ciento de trabajadores en estas condiciones. Los propios inspectores que están hoy recorriendo las dependencias de trabajo están precarizados”.
“Te doy un caso paradigmático, en el 2011 nosotros dimos a conocer esto, el terrible estado de precarización de los trabajadores del Estado Nacional. Para nosotros muestra a las claras de qué hablamos cuando hablamos de precarización. En el caso de los compañeros del interior del país, en el caso de Río Grande, hay un suplemento por zona desfavorable que llegaba a ser el 80 por ciento del sueldo. Uno cobraba por hacer el mismo trabajo, un 80 por ciento más porque era de planta, además, uno de los inspectores que formó parte de la medida de fuerza fue despedido y también quisieron echar a un delegado. Hoy en día tenemos a Cristian Martínez que fue delegado durante 6 y que fue echado sin indemnización, porque lo que se hizo fue terminarle el contrato. Hay una recomendación de la OIT que dice que los inspectores justamente tienen que gozar de la continuidad laboral para no temer por sus trabajos. Los inspectores están sujetos a la presión de las empresas, y ellos tienen que tener continuidad laboral porque no tienen que estar temiendo por la continuidad de su trabajo”.
“No se respeta casi ningún derecho, empezando muchas veces por la cantidad de horas trabajadas y el sueldo a las condiciones de trabajo”, cuenta Almejun y señala las malas “condiciones laborales, higiénicas -el otro día una compañera denunció que había un baño para 50 mujeres- hasta pasando por las remuneraciones y que no tenemos categoría ni convenio propio”. También marcó que “hay una situación de control permanente porque esta precarización que tienen la logran con un control tanto de cámaras, como de acceso a lugares, o del control del proceso de trabajo que realizamos: nos graban todas las llamadas, por ejemplo”. Así, se da un disciplinamiento de todos los trabajadores “a la voluntad a veces arbitraria del que te emplea”. Asimismo dijo que “producto de la tercerización nos vemos también en una gran rotación de trabajo: un mes estamos de empleados para un banco, otro para una aseguradora o para telefónica. Eso hace un desgaste a nuestras funciones psicológicas. Sumado al problema que tenemos de llamadas continuas, que genera el síndrome de “cabeza quemada” que se manifiesta después de dos años de trabajar en un call Center”, expresó en cuanto a las condiciones de trabajo.
Fuente: www.laolla.tv