En la calle México 638 se encuentra desde el año 2003 la Asamblea de San Telmo, la cual sostiene desde aquel momento el Merendero Darío Santillán, que en la actualidad recibe a 200 pibes por día. Tras una venta fraudulenta del inmueble, existe ahora una amenaza de desalojo para los compañeros y compañeras.

“Acá vienen 200 pibes, no solamente a tomar la merienda, sino a realizar actividades recreativas y culturales. El arraigo que tienen con este espacio es tan fuerte, que con los años que lleva muchos ya traen hasta a sus hijos. Tenemos una serie de actividades que hacen un complemento muy importante”, explica Analía Casafú, referente del lugar.

“En el contexto social que estamos viviendo nuestra lista cada vez se fue ampliando más, de hecho en un principio se quedaban los chicos, ahora se quedan las familias entereas a tomar la merienda, y eso lo entendemos como una necesidad y nos estamos organizando de otra manera para poder integrarlos a ellos”, agregó la compañera.

En el año 2003, la cooperativa alquiló ese viejo inmueble y la derruida parte de atrás, que antaño había sido un conventillo. En un esfuerzo titánico, los compañeros y compañeras habilitaron el local y reconstruyeron 20 habitaciones, rehicieron estructuras, colocaron vigas, impermeabilizaron los techos, revocaron paredes, colocaron instalaciones de gas y electricidad nuevas, pusieron a nuevo los viejos baños y construyeron dos más. El resultado fue que, además del local del merendero y de los emprendimientos, hay 20 familias viviendo en la parte posterior del edificio.

Los propietarios del inmueble, una numerosa y mal llevada sucesión, les fueron renovando y actualizando los contratos cada tres años, hasta llegar a octubre de 2018. Acuciados por sus necesidades de dinero y empujados por sus peleas internas, decidieron casi “rematar” la propiedad sin siquiera avisar a los miembros de la cooperativa, sus inquilinos legales. Así fue como, a cinco días de finalizar el contrato vigente (venció el 31 de octubre) les llegó una notificación de que han vendido la propiedad y de que han iniciado un juicio de desalojo para echarlos del inmueble de manera intempestiva.

Ante esta novedad, los compañeros y compañeras de la Asamblea de San Telmo comenzaron a averiguar y descubrieron que la inmobiliaria a la que la sucesión había confiado la venta –el Grupo Martul- se había quedado con la propiedad por un precio vil. Un inmueble de casi 400 m2, más una planta alta de 200 m2, en pleno casco histórico, había pasado a sus manos por la irrisoria suma de 105 mil dólares, la quinta parte de su valor real. Los compradores se habían aprovechado, una vez más, de las peleas internas de la sucesión, de su descubrimiento de que estaban “flojos de papeles” y del hecho de que la propiedad estaba alquilada a una organización social que iba a resistir el desalojo, para quedarse con un negoción que consiste en comprar el inmueble a precio vil, demolerlo y construir allí una torre de lujo para nuevos y ricos vecinos. 

“Nosotros vamos a resistir el desalojo, hoy por hoy se está dando la pelea además de en la calle, a nivel judicial. Ayer (por el lunes 15 de julio) fue la primera audiencia y tuvimos la suerte de que el Juez pudo ver que esto se trata de una situación social, y dada la situación pidió que intervinieran las distintas instituciones como para ver cómo se va a desarrollar. Y el 30 de octubre será la segunda audiencia y esperamos seguir resistiendo y visibilizando este tipo de negociados inmobiliarios.”,concluyó la compañera.

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