A seis años de su fallecimiento, la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Estatales (CLATE) recuerda al histórico dirigente que en 1984 protagonizó la recuperación de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA).
* Por Prensa CLATE
“Estamos abriendo un cauce para que lo transiten miles de compañeros que aún no conocemos”, decía Héctor Quagliaro allá por diciembre de 1977. Se refería a la formación de la joven Agrupación Nacional Unidad Solidaridad de ATE (ANUSATE) que poco tiempo después recuperaría la Asociación Trabajadores del Estado de manos de una burocracia complaciente con la dictadura cívico militar que azotó a la Argentina entres 1976 y 1983.
“La generación a la que pertenezco forma parte de aquel cauce al que se refería Héctor Quagliaro”, había afirmado Julio Fuentes durante un acto homenaje realizado en la ciudad de Rosario en enero de 2015. “Cuando conocí a Héctor, lo primero que me impactó fue cuando nos hablaba de la América Latina, del Caribe, de la CLATE (Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Estatales)”, recordó el Presidente de la Confederación y Secretario Adjunto de ATE.
Y agregó: “En este último tiempo tuve la dicha, gracias a la CLATE, de conocer compañeros de distintos países de nuestro continente. Y vi qué significa a nivel continental la figura y el legado de Héctor Quagliaro, y entendí que éste trascendía las fronteras de la Argentina. Los compañeros estatales venezolanos, colombianos, chilenos, uruguayos, brasileros, etc. recuerdan a Quagliaro de la misma manera que nosotros, como un gran dirigente. Fue un compañero que trascendió a los de su época, que trascendió las fronteras”.
Breve historia de Héctor Quagliaro
Cuando Juan Perón llegó al gobierno por primera vez, Héctor Quagliaro tenía doce años y trabajaba de ayudante caldero en la Escuela de Aprendices del Ministerio de Obras Públicas que funcionaba en el puerto de Rosario. Allí, durante su adolescencia, se afilió a ATE y después, con 22 años, fue elegido Secretario General de la seccional.
Su combatividad manifiesta durante los primeros años de Resistencia legitimó su liderazgo y la confianza entre los compañeros. En 1963 lo eligieron Secretario General de la CGT regional Rosario y emprendió desde esta nueva trinchera la lucha contra la dictadura de Onganía. Quagliaro participó de la redacción de los programas cegetistas de La Falda y Huerta Grande, y en 1968 se enroló en la CGT de los Argentinos.
Un año después, la muerte del estudiante tucumano Juan Cabral que reclamaba contra el aumento del comedor universitario, impulsó una concentración de protesta de la CGT Rosario. Era el 21 de mayo, las calles desbordaban de jóvenes, trabajadores, organizaciones sociales, vecinos. La irrupción masiva del pueblo durante tres jornadas quedó inscripta en la Historia como el Rosariazo, que tuvo un segundo capítulo en septiembre con el protagonismo de la huelga de 17 días de trabajadores ferroviarios.
Como a tantos compañeros, la dictadura militar de Jorge Videla echó del Estado al Colorado en 1976. El colaboracionista de Juan Horvart al frente de ATE lo removió además del Consejo Directivo Nacional y a los meses del sindicato, en el marco de un fraudulento congreso. El contexto de la época, sin duda, era uno de los más difíciles para dar pelea a la burocracia. La represión estaba en su momento más álgido, el ataque hacia la estructura del Estado en su punto más agresivo y la fortaleza del movimiento obrero en su piso más bajo.
De vuelta a Rosario, durante 1977 recibió la visita permanente de Víctor De Gennaro, Germán Abdala y Luis Vila, quienes intentaban convencerlo de presidir la futura lista que pergeñaban para dar batalla en las urnas. Y el Colorado aceptó. Desde aquel 10 de diciembre, ya fundada ANUSATE, salieron a recorrer juntos el país en busca de fortalecer la Verde.
En 1987 Quagliaro fue elegido Secretario General de la ATE santafesina. Construyó activamente la CTA y desde 2003 presidió el Centro Nacional de Jubilados. “Estamos abriendo un cauce para que lo transiten miles de compañeros que aún no conocemos”, dijo durante el proceso de recuperación y robustecimiento del sindicato, allá por los ’80. Una frase constatada rápidamente, al calor de un gremio democrático puesto al servicio de los trabajadores.
A comienzos del 2006 fue reconocido como Ciudadano Distinguido por el Concejo Deliberante de su ciudad natal, Rosario.
Nos dejó el 25 de enero del 2010 y su nombre ya es parte ineludible de la historia de la Asociación Trabajadores del Estado, de la Central de Trabajadores de la Argentina y del Movimiento Obrero Latinoamericano.
Fuente: www.clate.org