La CTA expresó su postura ante los 30 años del retorno de la democracia, conseguida con el sudor y la sangre de la clase trabajadora. «Es hora de abrir cauces institucionales nuevos y explorar el paradigma emancipador que nos permita la descolonización de la democracia para poner fin al saqueo y la explotación», dice el comunicado que firman Juan Carlos Giuliani, Ricardo Peidro y Pablo Micheli.
«Entre luces y sombras, marchas y contramarchas, carencias e injusticias varias, el saldo más importante de esta transición democrática es que somos protagonistas del período de estabilidad institucional más prolongado de nuestra historia.
Tributaria principalísima de la estabilidad democrática es la juventud, que tiene la posibilidad de participar y desarrollarse en el marco de una sociedad que, mayoritariamente, no tolera a los nostálgicos de ese pasado de oprobio y ha dado sobradas muestras de su rechazo a cualquier intento golpista.
A tres décadas de recuperada, continúa pendiente la superación de esta democracia de baja intensidad por una democracia participativa, de fuerte protagonismo popular, que esté en capacidad de cambiar lo que haya que cambiar para suplantar este modelo extractivista dependiente y convocar a un Pacto Constituyente para habilitar un nuevo Proyecto de Liberación Nacional y Latinoamericana.
Hace treinta años, y aunque lo ignore el relato oficial, la resistencia de los trabajadores y el pueblo hacía posible el retorno de la democracia a nuestro país. El 67 por ciento de los detenidos-desaparecidos eran de extracción gremial, víctimas del terrorismo de Estado impulsado por los grupos económicos locales y extranjeros que buscaban inhibir la capacidad de reacción del movimiento obrero. El imperio del horror no fue óbice para que se multiplicara la resistencia a la dictadura. Fue la lucha del pueblo, y en particular de los trabajadores y los organismos de derechos humanos, la que obligó a los militares a gobernar nuestro país por mucho menos tiempo que sus pares de Brasil, Uruguay y Chile; la que logró que por primera vez en la historia contemporánea los vencidos sentaran a los vencedores en el banquillo de los acusados y los condenaran en el Juicio a las Juntas y la que logró también que se derogaran las infames leyes de Obediencia Debida y Puntal Final.
Reconocer esa resistencia y rescatar la memoria de los 30 mil compañeros, que padecieron el martirologio por su identidad con un proyecto de liberación, constituyen ejercicios ineludibles para alimentar la esperanza en un futuro diferente y la convicción de que nunca más reinará la impunidad.
Hace algo más de veinte años irrumpió la CTA dando cuenta del nuevo sujeto social, validando la consecuencia de la clase trabajadora con las banderas de autonomía de los patrones, los gobiernos y los partidos políticos y reivindicando, con intransigencia, la defensa de la libertad y democracia sindical.
El nuevo Movimiento Político, Social y Cultural de Liberación, encarnado en la propuesta de la Constituyente Social, tiene la misión de recuperar el sueño colectivo de que otro país es posible, asumiendo la identidad histórica que nos emparenta con las mejores tradiciones de lucha de nuestro pueblo. Somos un país de cabildo abierto que ha nacido con vocación participativa. Tenemos una larga historia de pueblo expresándose en las plazas. Es hora de abrir cauces institucionales nuevos y explorar el paradigma emancipador que nos permita la descolonización de la democracia para poner fin al saqueo y la explotación.»
Firman el comunicado Juan Carlos Giuliani, secretario de Relaciones Institucionales de la CTA, Ricardo Peidro, secretario general adjunto y Pablo Micheli, secretario general.